El Plasma

Ring, ring, ring…
Diga…dijo Manolo.
Manolo,¿tu estás ahí?
Si. Dijo Manolo.
¿Tu vas a estar ahí?
Yo si. ¿Dónde voy a ir? Replicó Manolo.
Nada que ahora, continuó la suegra de Manolo, voy a mandarte una cosita. ¿Qué si vas a estar ahí? ¿El telefonillo funciona?
Tiene días. Aquí voy a estar señora.
Almóndigas pensó Manolo. Almóndigas de esas blancas de su suegra. Un taperware calentito de almóndigas blancas. ¡Que categoría de almóndigas!… para quien le guste las almóndigas.
Total que Manolo continua con lo suyo y a la media hora o así suena el telefonillo. Pabajo voy. Pensó Manolo.
Cuando llegó abajo se cruzo con unos operarios de una empresa de algo que transportaban algo. Siguió hasta la puerta y allí no había mas que el vecino de abajo, el de la oficina, hablando por telefono.
Pensó al momento. ¡Ya está!. Éste le ha abierto a los operarios. ¿Qué es lo que llevarían? ¿A dónde irían?
Al ático, una tele de plasma.
Manolo averiguó estas cuestiones mitad preguntando, mitad leyendo lo que ponía la caja.
Al ático, pero si ahí vivo yo. Me parece que hoy no comemos almondigas.
La verdad es que lo de la tele era infinitamente mejor que las almondigas. Ya las almondigas eran un puntazo, imaginaos ahora con una pulgada por cada dos metros cuadrados de piso. Pizza del Mercadona y a disfrutar. Para que luego digan de las suegras…

1 comentario:

tuti dijo...

pues yo la chari,estoy encantadisima con el regalito,bueno,con el regalazo.ya no tengo que mover las antenas para poder ver la teleeeee!!!!!jaja